viernes, 21 de junio de 2013

Arendt no era , recordémoslo, una fatalista: su principal mensaje era que los seres humanos son capaces de acometer nuevos pensamientos y nuevas acciones . Si la gran tradición del pensamiento de Occidente se ha derrumbado dejando tras de sí un territorio devastado, disponemos al menos de "la gran suerte de poder mirar al pasado sin que ninguna tradición distraiga nuestros ojos". 
Margaret Canovan


Hannah Arendt, el legado de una mirada